domingo, 15 de junio de 2014

Extremadura: Toribio Silgado Espino



Toribio Silgado Espino

Nació en 1882 o 1883. Tipógrafo. Miembro de la UGT y afiliado a la Agrupación Socialista de Badajoz. En 1929 representó a la organización de Badajoz en el Congreso de la Federación Gráfica Española celebrado en Santander. Fue concejal del ayuntamiento de la citada localidad durante la Segunda República. Al triunfar el golpe de Estado de julio de 1936 fue detenido y fusilado en Badajoz el 24 de agosto de 1936.

Fotografía: ES 20.IX.1929
Fuentes: ES 20.IX.1929; F. ESPINOSA. La columna de la muerte. – Barcelona: Crítica, 2003, p. 343; Badajoz Agosto de 1936: historia y memoria de la guerra civil en Extremadura. – Badajoz: Diputación, 2005, pp. 292 a 296

Testimonio de José Silgado García sobre su tío Toribio Silgado Espino. Recabado por Almudena Mendo Silvestre, Licenciada en Historia (fuente: memoriahistoricaextremadura.es):



-¿Cuántos años tenía usted cuando se proclamó la República, en 1931?

-Iba a hacer diez años.

-¿Su padre falleció y le crió su tío?

-No es que me criara, sino que estábamos muy unidos.

-¿Cómo se llamaba su tío?

-Toribio Silgado Espino. Viene en el libro ese, el que se ha escrito hace poco.

-¿A qué se dedicaba Toribio?

-Era tipógrafo. Estaba en esos momentos de director de la…

-¿De la imprenta?

-Sí, de la imprenta de la Diputación. Algunas veces me atasco, son los años ya…

-¿Recuerda algo del día en que se proclamó la República?

-No, no, de eso no. Yo estaba en la escuela. Nos mandaron a casa, es lo que yo recuerdo de eso…

-¿Cree que la gente se alegró de que se proclamara la República?

-Yo creo que se alegraba la gente, con nueve años… Me acuerdo de eso, de lo que me pasó a mí. En el colegio me empezaron a decir que se había proclamado la República y “Ala, iros a casa…”.
-¿Recuerda los ideales políticos de su tío?

-Era socialista.

-¿Estaba afiliado al Partido?

-Sí, pertenecía al Ayuntamiento, era concejal. Lo detuvieron el día 24 de agosto y estuvo en el cuartel de la Guardia Civil, en Santo Domingo, en lo que es el hueco de la escalera, que estaba cerrada con chapas de madera, y ahí es donde los metían, a los presos políticos y antes a los que hacían algo. Mandó llamarme para despedirse de mí, les dijo a mi madre y a mi tía que me llevaran y estuvo despidiéndose de mí. Me dio todo lo que tenía en los bolsillos, el mechero… Y la americana, se quedó solamente en camisa. Por la noche lo pasaban a la plaza de los toros y el día 27 lo fusilaron. Nos avisó a casa el mismo conductor que lo llevó, que era conocido nuestro. Nos mandó un recado de que fuéramos al cementerio, sólo yo estaba de hombre, con catorce años. Me dieron un papelito con la palabra apartado y un imperdible, para habérselo puesto, pero… Todo el camino corriendo, no me dejaron entrar en el cementerio, dándole patadas a la puerta: “Déjenme entrar, que han matado a mi tío”. Me decían: “¡Muchacho, vete para casa, vete para casa!”. Detrás de mí llegó mi padrino, y el hijo de mi padrino, que eran ya de derechas, y el chico era de Falange, pero no pudieron hacer nada porque lo estaban quemando.

-No pudieron recuperar el cuerpo.

-No, mi prima intentó varias veces pedir la partida de defunción y le dijeron que no, que si firmaba ella como muerto de muerte natural sí, y no quiso. Luego yo, cuando ella murió he intentado hacer lo mismo y me han dicho lo mismo, pero ya en los años… noventa u ochenta y ocho, intenté y tampoco… Si firmaba de muerte natural sí. Luego ya no lo he hecho porque como he visto que en los libros que se han escrito viene por tres veces, como parte del Ayuntamiento… Y el otro no me acuerdo por qué viene.

-¿Cómo se llamaba la esposa de su tío?

-Inés Sánchez, no me acuerdo del segundo apellido.

-¿Sólo tuvieron una hija?

-Sí, mi prima Joaquina Silgado Sánchez.

-Lo detuvieron el día 24 y lo fusilaron el 27.

-Por lo visto apoyó mucho para el cierre del periódico Hoy durante unos días. Ha sido una sorpresa para mí porque yo eso no lo sabía, entonces también le achacarían eso. Y así está explicada la cosa, fusilado por concejal, por el periódico quemado…Al ser tipógrafo de la imprenta era funcionario dependiente de la Diputación y le harían una investigación, que era socialista, concejal…

-¿Recuerda si antes del golpe militar, en julio, si había rumores o la gente temía la posibilidad de un golpe militar?

-No sé, aquello fue una sorpresa, la guerra…

-¿Recuerda el día en que se tomó Badajoz?

- Sí, hombre, el catorce de agosto.

-¿Dónde vivían?

-En la calle Céspedes. Por cierto que vivíamos en el fondo de una casa, aquello, por la estructura, tenía que haber sido una cuadra en su tiempo, y un pajar arriba, y nosotros vivíamos en esas dos habitaciones, mi madre y yo nada más. Mi padre murió de muerte natural cuando yo tenía dos años y medio. A la espalda de la casa nuestra había una casa de la calle Mesones, tenía una chimenea francesa que era tan grande como esto, de larga y alta. Parece ser que un cañonazo le pegó a la estructura de… Bueno, todo el ripio fue a parar a la casa nuestra, quedó todo deshecho, creo que fue lo único que pasó en Badajoz, porque aquí destrozos así no hubo. Al día siguiente nos fuimos a casa de mi tío y nos refugiamos allí y estuvimos con él.

-¿Fueron a por él a casa?

-Sí, ¡creo que fue todo un ejército! Yo estaba trabajando, ya con catorce años. Me puse a los trece. Me encontré a mi madre y a mi prima en la plaza de Minayo, yo iba a hacer un recado y me dijeron: “Han detenido a tito, han detenido a tito”. En un momento me dio un porrazo así a la cabeza, porque hasta la fecha de lo sucedido estuve comiendo con ellos, y entonces una mediodía llego y le digo: “He visto muerto a Sinforiano Madroñero”.

-¿Usted lo vio?

-Sí, lo vi muerto, me parece que había cinco, pero a mí se me va la cosa… Creo que había uno de la estellesa que venía contando lo que estaba pasando, Sinforiano Madroñero y un diputado por Badajoz, de los demás no me acuerdo. Lo que sí tengo la imagen es de que no llevaban calcetines, se conoce que han intentado pasar el río por algún lado, y no llevaban calcetines. Y se lo dije, yo no sabía que esto podía pasar ni nada, y me dijo: “¡Te quieres callar!”. Y me dio una torta en la cabeza.

-Me ha comentado que a su tío, del cuartel se lo llevaron a la plaza de toros, allí los solían reunir a todos para llevarlos al cementerio. Pero nosotros estamos intentando saber, aproximadamente, el número de personas que pudieron ser fusiladas en la Plaza de Toros

-Yo me acuerdo de la esquina del cementerio, horroroso, cada vez que iba al cementerio… La esquina que hace el camino, horroroso, daban los chorreones de sangre la vuelta… Y eso cada vez que voy, lo veo…

-¿Recuerda si su familia conocía a alguien que fuera fusilado en la Plaza de Toros? ¿Escuchó comentar si en la Plaza de Toros habían fusilado a alguien?

-Sí, comentaban una cifra muy alta, no sé si será mentira, pero si fusilaban porque yo he visto, en el ruedo, hay unos cuadros metálicos, y allí había balazos… Y luego comentarios, muchísimos…

-¿Cómo se quedó la familia cuando fusilaron a su tío?

-Pues mira, se quedó viuda, mi prima se colocó en la Falange…

-La gente sentía rechazo por su familia…

-No, no, nosotros sí nos sentíamos molestos… Yo estaba en un comercio en San Juan, entonces la Plaza de Abastos estaba en la Plaza Alta y la gente que venía de la Barriada de Llera, por ejemplo, tenía que pasar el Ayuntamiento, entonces, como no había detergente ni nada de esas cosas pues la gente compraba caústica, e iban las mujeres y entraban y decían allí: ¡Cómo está aquello hoy!

-¿Conocía a otras personas que fueron fusiladas?

-Sí, sí…

-¿Se acuerda de los nombres?

-No, pero fueron muchos… Es que una comidilla por la mañana, a las once ya se sabía la gente que había muerto, porque: “Hoy ha caído Fulano, hoy ha caído Mengano…”. Esos eran los comentarios ¿sabe? Es lo que yo oía en la tienda. Entonces nos conocíamos todos porque era de murallas para adentro. Fue horroroso… Yo también estuve detenido.

-¿Por qué?

-El diecinueve de abril del 37 estaba lo que hoy es el Instituto de Braganza y Previsión…

-La calle Obispo.

-La avenida de Huelva… Allí no había nada, era donde se celebraban las fiestas, tan sólo se quedó un circo, no sé si se llamaba Riola… Estaba aquello de gente… Porque era el día en que se unieron Falange y los Requetés, iba a hablar Franco, y estaba aquello de gente… Y nosotros, una pandilla de muchachos, se nos ocurrió ir a jugar al frontón, que estaba en lo que antes era el cuartel de caballería, en la calle La Bomba. Nos fuimos a jugar al frontón y nos olvidamos de lo otro… Y nos encontramos rodeados de policías porque no habíamos ido al acto… Nos llevaron a Orden Público, que estaba en Santo Domingo, donde el Cuartel de los Gitanos. Allí nos metieron. Entramos a las cuatro, a las nueve nos dieron larga, después de habernos hecho unas preguntas a cada uno, que quiénes éramos y tal. Luego a la salida dice uno: “Pues éste ha puesto en la pared ¡viva el comunismo! Si nos detienen que sea por algo”.
-¿Sabe algo más sobre su tío?

-Mi tío primeramente estuvo trabajando en la imprenta de los curas, que estaba en la calle San Juan, donde la farmacia que hace de esquina, justo donde termina la calle Obispo. Me parece que él intervino el la huelga del 34 y lo echaron, y entonces a los dos años o tres años se colocó en la imprenta de la Diputación.

-¿Recuerda algo más que quiera contarnos?

-Recuerdo que en la calle Virgen de la Soledad, el día de la ocupación, allí nos refugiamos muchos, cuando vinieron y nos dijeron: “Bueno, ya pueden irse ustedes a casa, que ya pasó todo…”. Salimos a la calle, y estaban los moros allí con unos anillos… Habían entrado dos milicianos por la tarde, heridos en un brazo, decían que la aviación les había dado un tiro, cuando salieron fíjate… En cuanto salieran los apartarían por ahí y los matarían… Además a mí me han contado que un amigo mío tenía una hermana y tenía novio, e iban paseando por San Francisco, y se cruzó con el sacerdote Lomba, y lo cogieron al novio, ella se quedó sola en San Francisco, y lo mataron.


-¿Por qué lo mataron? 

- Porque el cura dijo: “A él también”. Lo conocería. La muchacha no se echó más novios. Es que era un escándalo, todos los días, todos los días…Gente conocida, porque ya le digo que nos conocíamos todos.

En el Diario de la Mañana, Año III, nº 534, "creado por las organizaciones de Asturias afectas al PSOE y a UGT para defender las aspiraciones de los obreros y propagar los ideales socialistas", publicado el domingo 30 de julio de 1933, aparece la siguiente noticia:

"Un folleto con la vista por los sucesos de Castilblanco

Nos comunican los compañeros de la Federación Provincial Socialista de Badajoz que en vista de que gran número de compañeros de toda España les han manifestado su interés en conservar los informes de las partes en el Consejo de guerra celebrado para juzgar a los procesados por los sucesos de Castilblanco, interés que ellos comparten, pero que, dada la falta de espacio y de recursos económicos, les es imposible dar los textos íntegros de los referidos informes en L A V E R D A D SOCIAL, han decidido editar un folleto, en el que irán además de las fotografías del desarrollo del Consejo y de los informes de los camaradas Luis Jiménez Asúa, Antonio Rodríguez Sastre, Juan Simeón Vidarte y Anselmo Trejo Gallardo, que han sido los encargados de las defensas de los procesados, probablemente el del fiscal y las correspondientes rectificaciones.

El precio que en principio se ha pensado señalar al folleto es el de CINCUENTA CÉNTIMOS. Como para que este propósito de los compañeros de Badajoz sea una realidad les es absolutamente preciso conocer el número de ejemplares de que lia de constar la edición, esperamos que todos los camaradas, Sociedades obreras y socialistas y cuantas entidades y particulares deseen adquirirlo, hagan sus pedidos al camarada Toribio Silgado Espino, administrador de LA VERDAD SOCIAL, Casa del Pueblo, Pablo Iglesias, 22, Badajoz".

Fuente: http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/2964/207/1933_07_30.txt

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