miércoles, 17 de septiembre de 2014

Aragón: José Alberola Navarro

El maestro Alberola con sus alumnos de la Sociedad Cultural Aurora, en Fraga, 1933


José Alberola Navarro nació el año 1895 en Ontiñena, pueblo de la Comarca del Bajo Cinca en el sur de la provincia de Huesca, aunque la mayor parte de su vida transcurrió fuera de su tierra natal, a excepción de los años vividos en Fraga pueblo de la misma comarca y muy cercano a Ontiñena.

Militante anarquista y maestro de profesión de conocido prestigio, dentro y fuera del Movimiento Libertario de la época. Fue seguidor de la Educación Racionalista; corriente difundida por el pedagogo Francisco Ferrer i Guardia. Trabajo siempre en Centros que impartían este método, y en varios lugares de España, donde incluso colaboro a fundar algunas de estas escuelas; en Barcelona, en Olot (Girona) en Elda y Játiva (Valencia) en Alaior (Menorca) en Viladecans (Barcelona) además de Fraga.

Su compromiso con el anarquismo, lo llevo a participar en muchos acontecimientos históricos, donde su profesión y militancia fueron siempre de la mano. Participó activamente en la Prensa Obrera y Anarquista, como redactor y articulista en publicaciones de renombre; SOLIDARIDAD OBRERA, TIERRA Y LIBERTAD, LA REVISTA BLANCA... por citar algunas, es conocida también su contribución en la aparición del periódico EL PRODUCTOR, que junto a Manuel Buenacasa (otra gran figura del anarcosindicalismo aragonés) pusieron en marcha en Blanes, Girona.


A fecha de hoy no se puede asegurar con exactitud, su participación en aquella reunión del año 1927 en Valencia, donde se funda y constituye la Federación Anarquista Ibérica. Aunque si se sabe que tubo cargos de responsabilidad en los primeros Comités Peninsulares constituidos.

En 1930, participó en un gran mitin en Barcelona junto a Companys, Rovira y Samblancat, en pro de la amnistía de los presos políticos y contra la represión, entre ellas la expulsión de España de Francesc Macià.

En 1931 participa como delegado en el III Congreso Confederal de la CNT en Madrid, representando al Sindicato de Gironella. Su intervención en una de las ponencias sobre las Federaciones de Industria es recogida en las actas, su tesis defendida será contraria a la implantación de dichas federaciones, argumentando que dicho planteamiento alejaba el ideario anarquista de la CNT. “Los que propugnan por las Federaciones de Industria han perdido fe en el valor del hombre y se lo conceden al engranaje... no queremos la continuación del capitalismo sin capitalismo... El ideal es lo que mantiene la fe. Nosotros no aceptamos nada que se acerque al estatismo”.


Su llegada a Fraga

Mientras tanto sus primeros pasos o llegada a Fraga, según declaraciones de Agustín Orús lo hace a principios de los años veinte, época en la que ya ejercía como maestro. ... conocí a J. Alberola en los años treinta, vino a Fraga el año 1933, pero ya estuvo antes, en el año 1922 y en esa época ya daba clases en su casa, dos antiguos alumnos eran amigos míos. Aunque la etapa mas conocida y documentada, sea la de los años treinta, periodo en el que se instala y vivirá con su familia hasta mediados de 1937.

Cuando J. Alberola llega a Fraga se encuentra con un gran ambiente libertario, la CNT funcionaba desde 1918 (aunque algunas fuentes apuntan que ya había un grupo anarquista en los años anteriores) se habían constituido recientemente las JUVENTUDES LIBERTARIAS y un Ateneo Libertario que con el nombre de SOCIEDADA CULTURAL AURORA funcionaba desde que la dictadura de Primo de Rivera declaro ilegal a la CNT.

Cuando la dictadura empuja a la clandestinidad al Sindicato, en muchos pueblos y ciudades la militancia confederal, se reorganiza en asociaciones culturales y en muchos casos, serán ellos mismos quien las ponen en marcha. “...el Ateneo era muy dinámico, teníamos un grupo artístico y hacíamos representaciones de teatro y giras libertarias por los pueblos de la comarca, y una rica biblioteca que ponía los libros a disposición de los asociados. En esos años compramos un solar y se construyó entre todos los socios, la casa que albergaba nuestra sede, y donde se desarrollaban la mayor parte de las actividades..” (1). Paradójicamente, durante el llamado bienio negro el gobierno de la Republica es quien de nuevo declara ilegal a la CNT y en Fraga será la SOCIEDADA CULTURAL AURORA quien tomara de nuevo el relevo a la organización anarcosindicalista, hasta el triunfo del FRENTE POPULAR el 16 de febrero de 1936.

Con la llegada de Alberola se pone en marcha La Escuela Racionalista, por la que pasaran muchos niños y niñas de Fraga, además de muchos adultos; el analfabetismo, como en la mayor parte de España, es muy alto en esos años, en este sentido se organizó turnos nocturnos para dar clases después de la jornada laboral, también para los adultos. Es importante resaltar, que para ser alumno de la escuela (como en la mayor parte de las escuelas racionalistas), no era necesariamente ser hij@ o miembro ni de la CNT ni hacia falta ser, ideológicamente hablando, anarquista. Hay información contrastada que así lo confirma. Si es cierto que era la clase trabajadora la que mas frecuentaba la escuela y que cuando menos, el recelo, era notorio entre la clase mas acomodada. Valero Chiné nos cuenta en sus memorias, “...Yo tan apenas le conocía ( J. Alberola) pero era el único maestro que daba clases a las horas que mejor le fueran al discípulo... me puse de acuerdo con él para asistir a sus clases a las nueve de la noche. Aunque contaba con quince años, tan apenas sabia leer ni escribir pues con once años ya estaba trabajando. ...cual sería mi sorpresa, cuando al enterase mi patrón que, el maestro que iba a darme las clases, era Alberola me espeto que ya podía buscarme otro trabajo. ... lo cierto es que Alberola era muy estimado entre los gentes humildes y los trabajadores, no así para los patronos y la clase adinerada.”(2)

Josefa Calucho Ballesté, vecina del domicilio familiar de Alberola y antigua alumna, recordaba en una entrevista realizada para una revista local. “... conocí al maestro Alberola. El no recuerdo de donde era, pero la mujer era de Palafrugell y se llamaba Clara. Tenían una niña, Eli, y un niño, Octavio. Él daba clases en la Cultural (Con este nombre era conocida la Sociedad Cultural Aurora por los vecinos de Fraga) en la calle que ahora se denomina Alcázar de Toledo. Era muy buen maestro y los que éramos alumnos suyos aprendíamos mucho... Para nosotros eran muy buenas personas y fueron muy buenos vecinos.”(3)



Guerra y revolución



Con el golpe militar del 18 de julio y el posterior estallido de la guerra, el Alcalde y toda la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Fraga dimite, de este modo y tal como se desarrollaron los acontecimientos la administración política local, pasará a ser gestionada por un nuevo organismo. Como en otros pueblos y ciudades, las organizaciones libertarias, como la CNT y la FAI no solo entraron a formar parte de dichos organismos, sino que en muchos casos, tal y como sucedió en Fraga, fueron los impulsores y desde luego los protagonistas principales. Es de resaltar que en aquel momento la CNT era la fuerza “política” y sindical de izquierdas mas importante y numérica de Fraga. Si es cierto, que algunos republicanos y sobre todo miembros de las Juventudes de Izquierda Republicana tenían como referencia sindical a la CNT, llegando a formar parte además como socios

El de Fraga recibió el nombre de Comité Popular Antifascista, este Comité estaría formado por la CNT y el Frente Popular la agrupación de partidos de izquierda, pero que aquí solamente contaba con una pequeña agrupación de Izquierda Republicana y representada hasta entonces por el Alcalde Joaquín Viladrich, (hermano del pintor Miguel Viladrich)

Cabe destacar que en Fraga los elementos facciosos o simpatizantes con los golpistas no se manifestaron públicamente y las fuerzas políticas leales a la Republica controlaron muy rápidamente la ciudad. Por otro lado la única institución armada existente era un Cuartel de La Guardia Civil con una pequeña guarnición de Guardias, la cual fue “neutralizada” muy rápidamente gracias a la osada acción de los libertari@s y republican@s locales. Y obligada a abandonar la ciudad y trasladada al frente de guerra los primeros días después del golpe.



Casi al mismo tiempo llega la colectivización siendo una de las importantes de Aragón, con esta nueva situación se crea un nuevo organismo municipal llamado Consejo Comunal de Fraga, siendo su presidente José Alberola. Su duración fue tan solo de unos meses, no llegando a cumplirse ni un año de existencia, hasta mediados del 1937, fecha en la que el gobierno de la Republica del Dr. Negrín declara ilegal todo el proceso colectivista y decreta la disolución de todos los organismos revolucionarios entre ellos el Consejo de Aragón. Es justamente en ese momento cuando la 27 División de Enrique Lister es desplazada desde el frente hacia la retaguardia aragonesa hostigando a los colectivistas, hasta que se siente con el poder suficiente y otorgado desde el gobierno de la Republica para arrasar literalmente los pueblos y las Colectividades del Aragón Libertario.



Durante ese periodo que va desde el mes de julio del 1936 hasta prácticamente el mes de agosto del 1937 Alberola se convierte en un personaje clave tanto en el desarrollo político, como en lo social y cultural y no sólo en Fraga, también en la Comarca del Bajo Cinca. Destacamos además su oposición férrea a los abusos de poder y a la violencia gratuita, viniera de donde viniera, incluso poniendo en grave peligro su propia vida. Josefa Calucho, testigo de excepción explicaba además dos anécdotas muy reveladoras del carácter de Alberola: ...Mi habitación daba justo debajo de donde al parecer, hacían reuniones. Podía escuchar todo lo que hablaban. Cuando estallo la guerra y entre tanta agitación por Fraga, Alberola les dijo a los que se reunían con él: “y ahora que habéis ocupado las casas de los ricos, que hay que hacer sacaros a vosotros”... “Cuando corrían las listas para matar gente, Alberola escondió algunas personas en su propia casa. Nosotros hacíamos como si nada supiéramos.”(3)

Es conocido además el enfrentamiento que Alberola tubo con un grupo armado que irrumpió en Fraga a los pocos días del inicio de la guerra, exigiendo la entrega inmediata y fusilamiento de las personas detenidas preventivamente a las pocas horas del levantamiento militar y sospechosas de simpatizar con los fascistas. “Alberola se enfrento directamente y argumento su oposición a los fusilamientos hasta tal punto que incluso estuvo apunto de ser fusilado por traidor... y tu departe de quien estas le espetaron” (2) Quiero resaltar que dicho grupo o comando, por decirlo de alguna manera, a fecha de hoy no se conoce su filiación política, ni a que Columna pertenecían, hay diferentes versiones pero pocos se atreven a señalar ninguna con exactitud.



Quizá otro dato a destacar del periodo inicial de la guerra es el desarrollo de algunos de sus proyectos, en el terreno cultural y educativo. En primer lugar fue el responsable de organizar lo que sería la nueva Escuela Pública, y en plena guerra. Para ello contó con la colaboración de algún maestro de Fraga: “El 6 de agosto llegó a Fraga Salvador Orús, maestro local, de regreso de participar en unos cursillos de promoción... José Alberola, le planteo la necesidad de organizar la escuela para el nuevo curso... Se adecentaron las escuelas al tiempo que se buscaron posibles maestros para los diferentes grupos. Manuel Galicia, con la carrera de maestro recién terminada, Salvador Labrador Novials en el último curso de magisterio, son los primeros con quien contó. Maleneta y la maestra retirada doña Mercedes Nart son el resto de maestros con quienes pudo iniciar el curso”... “seguimos los criterios de la Institución Libre de Enseñanza, con un amplio proyecto de trabajo hacia los alumnos, donde además de las asignaturas habituales se incluía música. La escuela la empezamos con mucha ilusión, con un total de ocho grupos.”(4) El nombre que recibió la nueva escuela fue el de Francisco Ferrer i Guardia. Al mismo tiempo y también gracias a su influencia se organizó la que seria la primera Biblioteca Pública de Fraga. “ fui Consejero de Cultura del Consejo Municipal de Fraga, creamos una biblioteca publica que tuvo muy buena aceptación. Esta biblioteca se inicio con donativos de gente de Fraga... se instalo en un bar bastante amplio... las mesas y las sillas que habían servido para tomar café o jugar a las cartas se convirtieron para leer y crear cultura”. (5)



Gastón Leval hace un informe muy interesante y detallado sobre la colectividad de Fraga y que coincide mucho con los testimonios de nuestros abuelos, sobre todo en el aspecto de las realizaciones constructivas tanto en lo productivo propiamente dicho como en el aspecto social, y que no voy yo aquí ahora a reproducir, por cuestión de espacio.



También es razón a resaltar su paso por el Consejo de Defensa de Aragón, el organismo nacido de la revolución, constituido en octubre del 1936 y que sus primeros días de existencia fijó su residencia en Fraga, antes de ser trasladado a Caspe. En el primer consejo, José Alberola fue nombrado Consejero de Instrucción Pública. Estos son unos recortes del articulo-proyecto, escrito por Alberola donde hace un esbozo sobre su planteamiento educativo desde su consejería y el cual me parece muy interesante recuperar aquí: “ La Nueva Escuela. Eduquemos instruyamos racionalmente”... Puede decirse, con toda exactitud que la ciencia de la educación consiste en la elaboración de las materias que han de presentarse según el orden que las necesidades del niño exijan. A los maestros, a los verdaderos pedagogos por vocación y no por lucrativo profesionalismo, es a quienes corresponde conocer esas necesidades y satisfacerlas racionalmente... Siendo la razón la facultad más preciada del hombre, todo pedagogo que estime la lógica y quiera ser probo con la especie a que pertenece, no hará materia de enseñanza sino lo que experimentalmente se sabe cierto, y las consecuencias que de ello razonablemente saque serán relación de causa a efecto a fin de que interpretando la verdad en las cosas, los seres y los fenómenos todos, la conciencia humanitaria del hombre progresivo prevalezca.

A nuestro entender en esta situación antidogmática y si prácticamente experimental, debe encauzarse el espíritu de la Nueva Escuela, persiguiendo la alta finalidad de que en el libre juego de sus actividades cada uno llegue a ser el motor de su propia voluntad fecunda y creadora, pues que dignificar a los hombres es darles finalidad propia.

Su cargo duraría poco tiempo, debido en buena parte a las desavenencias ideológicas, fruto del nuevo rumbo político tomado, con la entrada de Partidos Políticos en el Consejo y con lo que Alberola no estaba de acuerdo, llegando abandonar su Consejería por propia voluntad.



El mes de agosto de 1937 y forzado por los acontecimientos que derivaron de los llamados sucesos de Mayo de 1937 y con el desmantelamiento del Consejo de Aragón la persecución policial de los consejeros así como de la destrucción de toda la estructura colectivista en Aragón, incluyendo Fraga, Alberola y su familia se ven forzados a abandonar Fraga. Apuntamos que antes de partir al exilio, y casi al final de la guerra, se trasladaron hasta Viladecans (Barcelona), donde se hizo cargo de la escuela racionalista de esta ciudad, prácticamente hasta la “caída” de Barcelona por las tropas franquistas.

Parte hacia el exilio junto a su familia, primero a Francia y posteriormente a México, país donde vivirá hasta el final de sus días.

En México trabajo y colaboró junto al exilio republicano español a fundar algunas instituciones educativas, como el colegio Cervantes o el colegio Madrid colegio este último en el que trabajo como profesor de literatura durante18 años.

Al mismo tiempo participó activamente con el Movimiento Libertario en el exilio, siendo asiduas sus colaboraciones en las publicaciones TIERRA Y LIBERTAD de México o CENIT de Francia entre otras. Murió asesinado en oscuras circunstancias el 1 de mayo de 1967.

Quiero terminar con un párrafo escogido del libro de Felipe Alaiz TIPOS ESPAÑOLES: “...Alberola, amigo de la desobediencia integral y matizada, sin troquel, amigo del español que no lee hasta el punto de enseñarle a leer para que no lea lo que leen los que jamás leyeron por su cuenta y que están infectando el ambiente de específicos en vez de dar a la intemperie su propio sol y al agua marina su propia sal y su propio yodo.”

Fraga noviembre 2006
J.Carlos Chiné Royes
Albañil y militante de la CNT de Fraga y del Centro de Estudios Libertarios José Alberola.

FUENTES CONSULTADAS

FUENTE ORAL:

(1) AGUSTÍN ORUS ORTIN, natural de Fraga y militante de la CNT de Fraga y de la Sociedad Cultural Aurora en los años treinta y alumno de J. Alberola, fallecido en el 2001.

(2) VALERO CHINÉ BAGUE, natural de Fraga y militante de la CNT de Fraga y de la Sociedad Cultural Aurora desde los años treinta y alumno de J. Alberola

(3) JOSEFA CALUCHO BALLESTE, natural de Fraga, vecina de la familia Alberola en los años treinta, y alumna de J. Alberola, fallecida 2005

(4) SALVADOR ORUS, natural de Fraga, maestro de profesión.

(5) JOSE de DIOS AMILL, natural de Fraga, fue Consejero de Cultura en el Consejo Municipal, 1936-1937

OTRAS FUENTES:

BIBLIOGRAFÍA:

DÍEZ TORRES Alejandro A.: Orígenes del cambio regional un turno del pueblo Aragón 1900-1938 confederados solidarios, Madrid, U.N.E.D., Universidad de Zaragoza, 2003

IÑIGUEZ Miguel: Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2001.

CARRASQUER Félix: Las colectividades de Aragón un vivir autogestionario promesa de futuro, Barcelona, Laia/Divergencias, 1986

SOLÁ Pere: Las escuelas racionalistas en Cataluña 1909-1939, Barcelona, Tusquets, 1978

CARDONA PONS Floria: Episodis de la Menorca llibertària, Palma de Mallorca, Ateneu Llibertari Estel Negre, 2005

LEVAL Gastón: Colectividades Libertarias en España. Madrid, Editorial Aguilera, 1977

GOMEZ CASAS Juan: Historia de la FAI, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2002

ARTICULOS aparecidos en la Revista BATECS, Nº4 1989, edita: Institut dÉstudis del Baix Cinca. Fraga.

ARTICULOS aparecidos en la Revista FOGARIL I CALAIXERA Cuadernos de Memoria Nº 56 diciembre 2004. Fraga

Fuente: http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/jose-alberola-maestro-racionalista.html

sábado, 9 de agosto de 2014

Castilla y León: Emiliano Bajo Iglesias

Emiliano Bajo Iglesias, 1933.

Emiliano Bajo Iglesias nació en Miranda de Ebro (Burgos), el 20 de julio de 1889. Era sastre de profesión (abogado, según otras fuentes), siendo elegido concejal de su localidad en el año 1931. Fue destituido en el año 1934, y repuesto en su cargo después del triunfo del Frente Popular en Febrero del año 1936 y elegido de nuevo alcalde en sesión plenaria con 7 votos a favor y uno en contra de los asistentes al pleno municipal. En ese momento es elegido alcalde. Y entre sus palabras primeras palabras se encuentran estas:

“Agradezco el nombramiento y comprendo la responsabilidad que adquiero, pero estamos obligados a cumplir el compromiso del pueblo. Hasta la fecha no rectifiqué por mi labor y actuación anterior y ya que me debo al pueblo, por él lucharé y trabajaré”

Bajo su mandanto sus principales premisas politicas fueron la forma de paliar el enorme paro obrero que entonces sufría Miranda, y la construcción del Instituto de Enseñanza Media. Otras no menos importantes fueron la parcelación del “Prado”, construcción del alcantarillado de la calle Pi y Margall y Castillo, aceras en las de Ramón y Cajal y Joaquín Costa, dotación de aguas corrientes para los barrios de las Matillas y Californias, preocupación por mejorar la iluminación pública, potenciación de las ferias de marzo y mayo (organizando por primera vez en Miranda una feria del automóvil), mejoras en las dotaciones del cuerpo de Bomberos y cuidado en lograr una estabilización en los precios de los artículos de primera necesidad.

Emiliano Bajo era miembro de Izquierda Republicana. El 23 de mayo de 1936 sufrió un atentado cuando un militante de Acción Popular le hirió con un cuchillo.

Cuando se dio la sublevación militar intentó defender la ciudad de los golpistas. Envió a un concejal, Isidoro García de Albéniz Martínez de la Hidalga, a Eibar para que trajera armas, pero fue interceptado por las tropas sublevadas. Mientras tanto la ciudad quedó, momentaneamente, controlada por los trabajadores ferroviarios. Estos trabajadores se hicieron fuertes en la Casa del Pueblo. Pero la guardia civil, proveniente de Burgos, y con la ayuda de un grupo de falangistas se hizo con el control de la ciudad el día 20 de Julio del 36.
Emiliano Bajo y los concejales republicanos fueron detenidos y encarcelados. El alcalde sufrió un consejo de guerra, y se le condenó a la pena capital. Fue fusilado el día 18 de septiembre de 1936 en Burgos acompañado de otros 66 Mirandeses más entre ellos estaban 3 concejales de la ciudad.

El día 10 de Julio de 2006, en honor a los miembros de la corporación, víctimas de la represión franquista, Miranda de Ebro ha dedicado un parque nuevo, y que lleva el nombre de su último alcalde democrático.

El resto de concejales también fueron conmemorados y cinco calles en la ampliación de la Ronda del Ferrocarril fueron llamadas de la misma forma que ellos.
Corporación municipal de Miranda de Ebro en 1931. Emiliano es el 5º empezando por la derecha
El Diario de Burgos publica en su edición del 7 de septiembre de 1936:

“Los sucesos de Miranda de Ebro. Consejo sumarísimo contra cuarenta y nueve procesados. Figuran entre ellos el alcalde, dos concejales y cinco mujeres. Se piden cuarenta y siete penas de muerte y dos de reclusión perpetua. Juez Instructor, Tte. Coronel don Carlos Quintana. Entre los procesados están el alcalde de Miranda, Emiliano Bajo Iglesias, y los concejales Trueba y Giral. Se les acusa de tentativa de voladura de puentes, tenencia de explosivos y líquidos inflamables con fines subversivos. El Fiscal pide reclusión temporal para los procesados Arcadio García Manzano y Santos Sáiz Mazo, por menores de edad, y reclusión perpetua a muerte para todos los demás y la disolución de las sociedades: Casa del Pueblo, UGT, CNT y Socorro Rojo Internacional, con la incautación de todos sus bienes, muebles e inmuebles”.

Según los documentos que constan en el Archivo del Gobierno Militar de Burgos,se les incautó 5 escopetas de dos cañones, 14 escopetas de un cañón, 5 revólveres, 16 bombas y 10 botellas de líquido inflamable.
Según el B.I.F.G., Burgos Año LXXV, nº 212 (1996/1) de Isaac Rilova Pérez:

Especialmente significa fue la resistencia opuesta por la ciudad ferroviaria. Miranda, ciudad eminentemente industrial, constituía un enclave de fuerte componente proletario. La noticia del alzamiento militar provocó la natural alarma y el alcalde Emiliano Bajo Iglesias consultó al Gobernador Civil, que le dio la orden de que enviara a Burgos el contingente de la Guardia Civil mirandesa, por creerla más necesaria en la capital. Esto ocurría el mismo día 18 al anochecer, quedando la ciudad desprotegida. 

jueves, 17 de julio de 2014

Extremadura: Ángel Barrado Tejeda "Barradín"

Ángel Barrado Tejeda (carnet de corresponsal de El Gladiador, 1928)

Angel Barrado Tejeda nació en Malpartida de Plasencia, hijo de Lorenzo y Petra, y se hizo maestro. Casado con Sabina López, lo fusilaron un 25 de diciembre de 1937. Dejó mujer y tres hijos: Alberto, Lorenzo y Juani.

Su padre, Lorenzo Barrado, casado con Petra Tejeda , era el cartero de Malpartida de Plasencia. Había sido militar, con graduación de sargento, y había participado en la Guerra de Cuba. Todas las mañanas, a lomos de su caballo, acudía Lorenzo a Plasencia Empalme en busca del correo. Tras la jornada, regresaba a su casa del número 1 de la calle Travesía de Música, una casa de labradores, con un pasillo enorme por el que atravesaban las bestias camino de los corrales, donde existía un pozo de agua deliciosa, propia de aquel inolvidable paraíso en el que se crió el único hijo de la pareja: Ángel Barrado Tejeda , que aprendió las primeras letras con Sánchez Marín, conocido sacerdote y afamado maestro.

No tardaron Lorenzo y Petra, al comprobar las dotes intelectuales de su hijo, al que todos llamaban "Barradín", en enviar al pequeño al seminario de Plasencia, donde fue correligionario de Rafael Valencia, luego canónigo del obispado en tiempos del prelado Llopis Ivorra . Terminado el ciclo, Ángel llegó a Cáceres porque quería ver cumplido su sueño de ser maestro, de manera que ingresó en las Normales para estudiar Magisterio.


Junto a sus compañeros de Promoción de la Escuela de Magisterio

Durante su estancia en la ciudad, el aventajado alumno se hospedó en casa de los padres de Catalino, un chapista de la ciudad, gran profesional, que tuvo luego el taller en el llamado Corral de los Curas, que estaba por Camino Llano cuando el Camino Llano era cuna de conocidos negocios o de cocheras de célebres taxistas como Arcadio Gómez Cabrera, otro que le decían El Plata, Segundo Pérez, o Juan de Pablos, que tenía un Renault Amarillo. En aquel barrio vivían los Galiche, famosos porque iban vendiendo por las ferias el turrón que compraban en Castuera, y también residía la familia Guardiola, que tenían varios hijos: Blanca, Charo, Carmen y Eduardo, emparentados con don Carlos Guardiola, un director de Correos muy querido en la capital.

Durante la carrera de Magisterio y poco antes de la proclamación de la Segunda República, Ángel se enamoró perdidamente de Sabina López López, hija de Juana y de Lorenzo, que era cartero mayor y que vivía en el edificio de Correos, que estaba en La Concepción, en una casa propiedad de la familia Montenegro. Además de Sabina, Lorenzo y Juana tuvieron otros tres hijos: Marina, África y Manolo, que fue alcalde de Cáceres.


Con su mujer, Sabina López López
El traslado

Al terminar la carrera, sacar plaza y en pleno noviazgo con Sabina, destinaron a Ángel Barrado al Condado de Treviño, en el norte de España. Fue allí donde Ángel participó muy activamente en las llamadas "Misiones Pedagógicas", un proyecto educativo patrocinado por el Gobierno de la Segunda República a partir del Museo Pedagógico Nacional e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza. Las misiones fueron fundadas en 1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936.

Debido a la mala situación educativa de España en comparación con otros países europeos, a la alta tasa de analfabetismo --en torno al 44%-- localizada principalmente en el ámbito rural, y a la voluntad del Gobierno de la Segunda República por mejorar esta situación, se crearon y desarrollaron estas misiones, siendo presidente Niceto Alcalá-Zamora y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo.

A través de las misiones, Ángel viajó por muchos lugares de España, con el encargo de difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural. Conoció en ese tiempo a grandes personajes de la época, Federico García Lorca entre ellos, del que llegó a interpretar varias obras de teatro. De modo que en el corazón de aquel joven maestro no tardó en aflorar un sentimiento de respeto y amor a la cultura que transmitió con esmero a sus alumnos.

Entre clase y clase, el amor seguía llamando cada día a la puerta de Ángel, que no olvidaba a su querida Sabina. Así que cuando consiguió plaza de maestro en Navas del Madroño, volvió a la tierra y contrajo matrimonio con su adorada novia. Pero Ángel no podía dejar de lado sus arraigadas convicciones políticas. Cada tarde dejaba a su esposa en el Rosario y él acudía diligente a la Casa del Pueblo, en la que desarrollaba una gran actividad, llegó a ser su director y se convirtió en teniente de alcalde, miembro destacado del Partido Socialista.

Para entonces el matrimonio había dado al mundo a sus tres hijos: Alberto, Lorenzo y Juani . El ambiente político ya estaba más que enrarecido en España y fue en un viaje a Cáceres, un verano de 1936, cuando a Ángel lo detuvieron en el Paseo de Cánovas, el 22 de julio, y encarcelado junto a Juan Caballero Pino y Arturo Domínguez. Conocida la noticia, Sabina y sus tres hijos se instalaron en una casa del número 18 de la calle Godoy, cedida por Juana, su madre.

Sus tres hijos: Alberto, Juani y Lorenzo
Una tarde, mientras los pequeños correteaban por los pasillos y Sabina --maldades de la guerra-- cosía ropa para el ejército de Franco, un golpe muy fuerte se escuchó en la puerta. Sin aliento, Sabina y sus hijos bajaron a abrir movidos por el desconcierto, conscientes de que detrás de aquella puerta no habría más que malas noticias. Y así fue. Una pareja de la Guardia civil, amiga de la familia, tuvo el detalle de trasladar al bueno de Barrado hasta su casa para que se despidiera de su familia antes de ingresar en prisión.

Primero en la Cárcel Vieja de la calle Nidos y luego en la llamada Cárcel Nueva de Pinilla, Ángel pasaba los que definitivamente serían los últimos días de su vida. Hubo tiempo para algunas cartas a su enamorada en las que Barrado ya presagiaba un desgraciado final: "El juez me ha hecho una acusación muy fuerte: coger documentación de la Casa del Pueblo...", decía entre desolados párrafos. Y aunque ninguna acusación más grave que aquella se le encontró, nada hacía pensar que llegara un milagro.

La cárcel

Había días en los que Sabina se acercaba a la cárcel, acompañada por Alberto, su hijo de 3 años. A su paso los soldados la maldecían, como hacían con el resto de mujeres de los "rojos". Pero Sabina siempre trataba de mantener la firmeza, incluso la mañana en que amaneció enlutada de pies a cabeza porque todo había terminado no perdió la calma. En la casa se recibió el escrito entre un silencio desgarrador, era la orden del Capitán general por la que se entregaba el cuerpo de Ángel Barrado Tejeda para darle sepultura, "muerto de no se sabe qué --decía la terrible misiva-- y si deja o no familia".

Ángel dejaba mujer y tres hijos pequeños. Lo fusilaron el Día de Navidad de 1937, la misma fecha en que mataron al alcalde Antonio Canales, acusado de tramar un plan para recuperar Cáceres de las manos de los sublevados que supuestamente había planeado el alcalde de Cadalso, Máximo Calvo Cano, junto al presidente de la Diputación de Cáceres, Ramón González Cid y otros, siendo juzgado en consejo de guerra sumarísimo en agosto de 1937, y ejecutado junto a 33 cacereños más --entre ellos Barrado-- tras las tapias del cuartel Infanta Isabel.

Ángel Barrado tenía 33 años. Se fue para nunca regresar. Había sido redactor-vocal de El Gladiador (1927-1932), un periódico de Malpartida de Plasencia, buen padre, buen maestro, pero de nada servía todo aquello. Ángel se marchaba aquella Navidad y con él todas sus propiedades, que fueron confiscadas y sacadas a pública subasta.



Alberto, el mayor de sus tres hijos



Alberto y Lorenzo
El traslado a Hornillos

Al cabo de uno o dos años, Sabina y sus hijos se trasladaron a la calle Hornillos por mediación de su tío Santos Floriano. Pudieron arrendarle la casa, por 30 pesetas al mes, al señor Carbajo, que trabajaba en la Diputación. Aquella casa era en realidad una habitación, con una pequeña cocina y un zaguán, sin agua corriente, y un inodoro compartido con el resto de vecinos de la finca. En aquellos años, Sabina López trabajaba incansablemente tratando de sacar a sus hijos adelante. Tricotaba jerseys y lo hacía con una velocidad inaudita. Las prendas las llevaba luego a Casa Mendieta, que regentaba Antonio Mendieta, casado con Mercedes, y que se encargaban de vender los trabajos de Sabina a cambio de una comisión. Sabina también hacía toquillas y patucos para los recién nacidos y preparaba los ojales para las camisas de popelín.

El trabajo en Mendieta

Eran años duros en los que a pesar del dolor, Sabina nunca hablaba de su malogrado esposo y aprendió a tejer un tupido velo en torno a su recuerdo. A escondidas sollozaba y honraba su memoria, acariciaba las fotografías que guardaba en un cajón de la cómoda de su cuarto... Cuando llegaba el Día de Difuntos acompañaba a sus hermanos al cementerio, pero nunca pasaba por la fosa común donde reposaba desde aquella Navidad el cuerpo sin vida de "Barradín".

El pequeño Alberto también lloraba a escondidas cuando veía que todos los niños del barrio tenían un padre, todos menos él. Se preguntaba por qué no había vuelto de la cárcel. Se lo preguntaba a sí mismo porque en voz alta no se atrevía. Y solo le restaba agarrarse a los años que vivieron felices en Navas del Madroño. No olvidaba Alberto la escena que protagonizó entonces, el día que llevaron a la casa una cesta llena de dulces, en agradecimiento por lo buen maestro que era Ángel Barrado, porque Barrado reunía a todos los niños pobres del pueblo, les enseñaba y los ponía a comer alrededor de su mesa, y siempre advertía a Sabina de que no aceptara regalos y menos de aquéllos que tanto necesitaban el sustento.

El día que llegó aquella cesta, el pequeño Alberto la cogió, bajó al portal, los niños se pusieron en fila y repartió los pasteles hasta rematar la mercancía. Enseguida Sabina, al darse cuenta de lo sucedido, reprendió a su hijo, que se escondió debajo de una mesa en espera de la regañina de su padre. Pero Ángel, al enterarse de lo ocurrido, abrazó a su pequeño y le dijo: "Ven a mis brazos, después de esto sé que vas a ser un gran ciudadano".


Su hija Juani.

Sin pensión de viudedad

Sabina no cobraba pensión de viudedad porque el Régimen le dijo que su marido no había cotizado los años suficientes como para recibirla. Ella se había resignado a aquella explicación, se había resignado a toda la sinrazón de cuanto había ocurrido aquel convulso 1937: el terror que a solas vivió el 23 de julio durante el bombardeo a Cáceres por aviones del ejército republicano ya con su marido preso; y después, su injusto fusilamiento.

Antonio Varona, el que luego fuera notario, había sido casualmente testigo de lo que ocurrió minutos antes de que mataran a Ángel Barrado ya que ese año se encontraba en el acuartelamiento cacereño haciendo la mili. Aquella tarde del 25 de diciembre, en el patio del cuartel del Regimiento de Infantería Argel número 27, aguardaban los 34 cacereños que iban a ser fusilados, entre ellos Barrado, con quien Varona pudo departir unos minutos. Le rogó que del bolsillo interior de su americana extrajera su cartera y que con todo su contenido se lo hiciera llegar a su esposa después de su fusilamiento. El notario entregó la cartera al hermano de Sabina y ella la guardó para siempre.


Juani


Dicen que camino al Patio de Pistolas llegó el cura. Se acercó a Barrado y le preguntó: "¿Hijo, quieres arrepentirte de tus pecados?". Barrado miró al cura de arriba a abajo: "¿Qué dice usted?", preguntó con asombro al sacerdote. A lo que éste insistió: "Digo, hijo, que si no te arrepientes de tus pecados, que si no quieres confesarte". Y Barrado habló por última vez: "Yo soy la víctima, confiese usted a los que hoy me van a matar". Después sonaron los disparos. Tras ellos, el silencio.


Su primogénito Alberto encontraría años más tarde unas cartas en uno de los cajones de la cómoda en la habitación de su madre. Eran las cartas que Ángel Barrado enviaba a Sabina durante su estancia en la cárcel.

"Mi queridísima Sabina: 

Recibo tu carta y me alegra el optimismo que en ella se refleja. Yo, gracias a Dios, sigo bien. Observo que no me dices nada de tu salud, de lo que deduzco que estarás mejor y se te habrá pasado la preocupación (...) 

Ayer, día 8, fui de nuevo llamado por el señor Juez, quien me dijo que esta causa es diferente de la anterior y que en ésta se me acusa del supuesto delito de rebeldía militar, me tomó declaración otra vez, por cierto que estoy completamente desorientado, en primer lugar porque como me considero completamente inocente, no me explico una acusación tan grave y por otra parte, porque de las preguntas que me han hecho no logro deducir en qué se concreta el delito. Aún no he sido procesado y supongo que la causa tendrá que ir a Valladolid y hasta que no venga no podremos saber nada. Yo sigo confiando en que Dios probará hasta lo último nuestra paciencia, resignación y fe; pero en definitiva me salvará y os salvará a todos. 

No te preocupes por mí, y vivo satisfecho con que vosotros estéis bien. Dime cómo marcha el asunto de Agustín y las novedades que haya en la familia. De la impresión que me produjiste solo te puedo decir que he estado estos días casi sin darme cuenta de donde estoy, con el regusto del rato que estuve con vosotros; solo el niño me ha decepcionado con no querer hablar pues me parece que va olvidándome y dejando de quererme. Tengo principiados unos versos y si los termino te los enviaré en la carta próxima. 

Sin más que muchas ganas de abrazos se despide de vosotros tu Ángel" .

La incertidumbre se apoderaba de Barrado en la fría prisión del Cáceres de 1937 y detrás de esa carta llegarían otras.


Alberto posa en Cáceres junto a su Ford de 17 caballos

Estando destinado Alberto en la comandancia general de Melilla, y pasado el periodo de reclutas, lo enviaron a los talleres a trabajar de ayudante con el señor Cerrudo. Terminado el curso de Cabo Primero, el capitán Encinas, que tenía fama de mala leche pero que con Alberto se portaba de maravilla, le llamó a su despacho. "Barrado, ¿qué vas a hacer en la vida civil, no se te ha pasado por la cabeza quedarte en el Ejército? Ya eres Cabo Primero y si sigues aquí antes de dos años eres sargento". Barrado le contestó casi con evasivas porque prefería volver a Cáceres y continuar con su vida anterior.

Encinas era un tipo listo que rápidamente se percató de que aquel cabo no se dedicaría a la carrera militar. Pero, eso sí, antes de despedirse le hizo otra pregunta. "Barrado, ¿tú sabes de qué murió tu padre?". Entonces para Alberto no existieron las evasivas y con arrojo respondió: "Sí, mi capitán, a mi padre lo mataron". Encinas se levantó de la silla, atravesó la mesa que los separaba y se puso a su lado. "Mira Barrado --le dijo--, eso le pasó a muchos españoles, pero ten por seguro que dentro de algunos años te sentirás muy orgulloso de quien fue tu padre...".

Encinas le miró fijamente a los ojos mientras le estrechaba la mano. Alberto Barrado, sobrecogido, se despidió de su capitán y cerró la puerta de aquel despacho. Tenía solo 21 años.

Los hijos de Ángel Barrado
En el viaje de vuelta a Cáceres desde Melilla, Alberto no paraba de darle vueltas a la cabeza recordando las últimas palabras del capitán Encinas. Al llegar de nuevo a la casa de Ronda del Carmen y en un descuido de su madre volvió a rebuscar en aquel cajón de la cómoda de Sabina. Apareció entonces la lista negra, esa que incluía a los maestros de la provincia de Cáceres destituidos o suspensos de empleo y sueldo por resolución gubernativa el 20 de noviembre de 1936. Allí aparecía el nombre de su padre junto al de otros 77 docentes, algunos de ellos mujeres: Manuela Alonso Vázquez , de Campillo de Deleitosa, Juana Valcárcel Terrón , de Garrovillas, María Rodríguez , de Malpartida de Plasencia... y otros muchos: Antonio Dávila Martín , de Arroyo del Puerco, José Rodríguez , de Navalvillar de Ibor, Felipe Núñez , de Plasencia, Antonio Felipe Harto, de Valdeobispo...

Detrás de aquel documento había otros. Uno de ellos era de la denominada Comisión Depuradora del Magisterio de la Provincia de Cáceres y estaba firmado por el inspector de la misma un 20 de febrero de 1937. En él se exponía la actuación ideológica y de conducta de Angel Barrado: "Consta a esta inspección --decía literalmente-- haber sido siempre el expresado señor maestro de ideas extremistas y que en la rebelión de Octubre actuó como uno de los agitadores y dirigentes, habiendo estado preso en aquella ocasión en la cárcel de Cáceres. Conocidísimo por estas circunstancias, y aunque con posterioridad a dicho encarcelamiento su actitud era menos evidente al estallar el glorioso Movimiento Nacional fue preso, no habiendo actuado por esta razón sin duda en contra del mismo, pero es evidente que no actuó...

...
El señor alcalde de Navas del Madroño --continuaba el documento--, en oficio al Ilustrísimo Señor
Rector del distrito Universitario lo califica como perteneciente al Socorro Rojo Internacional y afirma que inducía a los niños ideas extremistas. El Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la Provincia acordó su destitución con fecha de 6 de septiembre de 1936, destitución que fue aprobada por el Ilustrísimo Señor Rector...".

"...Es unánime --añadía-- la información sobre su absoluta irreligiosidad, sin que conste no obstante que en este sentido actuara en la escuela. Por otra parte consta que sus hijos están bautizados y que su esposa, profundamente religiosa, gozaba de plena libertad en este sentido, permitiéndole no solo las prácticas religiosas sino el hacer ostentación en su persona y casa de símbolos, emblemas e imágenes religiosas. Son concordes asimismo todos los informes en su ideología marxista, no limitada al pensamiento, sino traducida en acción directa, actuando como consejero de la Casa del Pueblo de Navas del Madroño y en contacto con los elementos extremistas de la Provincia". "Son también unánimes los informes en declarar que enseñaba mucho y enseñaba bien. En efecto a este Inspector consta que es un buen maestro, enamorado de su profesión siendo una verdadera lástima que por extravíos ideológicos causados por lecturas de juventud totalmente indigeridas, haya derivado a los extremos que más arriba se reseñan".
Alberto junto a su mujer, Loli Polo

La última carta de Ángel a Sabina: 

"Mi queridísima Sabi: 

No te sorprenda mi laconismo de ahora y de lo sucesivo, porque es debido a que así lo han dispuesto los superiores, por tanto has de resignarte a que no te escriba cartas largas. He recibido tu carta y la talega con todo lo que indicas en la etiqueta. Esta semana he tenido que meterme a lavandero de los pañuelos por lo que el jueves debes mandarme el mayor número de ellos que puedas. He recibido cartas de mi madre y de casi todos mis primos y primas que gozan en general de salud, pero teniendo que lamentar la muerte de aquel pariente concejal que vive en La Solana más allá de mi primo José.

Estoy muy esperanzado de que sea sobreseída mi causa porque hace algunos días han llamado para nombrar defensor a todos lo que fueron procesados cuando yo y a mi solamente me han quedado sin decirme nada. Medita bien mis versos y ten valor y fe en Dios para esperar.

Chatilla mía: no quiero verte llorar. No te angusties, ni temas, ni desesperes, aunque ante graves problemas tú te vieres, o sientas todo el futuro zozobrar. Pronto será realidad lo que tú quieres. Necesario es sufrir para alumbrar. Has de decir al dolor: 'Si más me hieres, más cerca estoy y más segura de curar'. Abandona el pesimismo y ten presente que a veces resulta un bien del mal. En la roca más dura está la fuente del más rico y saludable manantial. ¿Ya te cansa y te angustia verme ausente? De que pronto he de abrazarte, eso es señal. Sin más da muchos besos a mis nenes y a mi nena y tú recibe uno solo muy grande de tu Angel" .


Era el 15 de noviembre de 1937, un mes antes de su fusilamiento, cuando Ángel escribió esta carta en la que trataba de animar a su esposa.

La certificación literal de inscripción de defunción de Ángel:

"...En la ciudad de Cáceres a las nueve horas y cinco minutos del día 26 de diciembre de 1937 II Año Triunfal, se procede a inscribir la defunción de don Angel Barrado Tejeda, de 29 años, (...) hijo de don Lorenzo y de doña Petra, (...) de estado casado, se ignora con quién y si deja o no sucesión, falleció en esta capital el día de ayer a las diez y nueve horas a consecuencia de 'se ignora' según resulta de Orden del Juzgado Militar y reconocimiento practicado, y su cadáver habrá de recibir sepultura en el Cementerio de esta Capital". 





Alberto con su mujer y su hijo (Alberto)
Un documento fechado el 27 de marzo de 1937, firmado por el juez de Instrucción Militar del Regimiento de Argel número 27 y destinado a Petra Tejeda, la madre del malogrado Barradín, comunicaba el embargo de gran parte de sus bienes tras "la multa impuesta a su hijo --detallaba-- por la Superioridad": un cercado en el sitio llamado Marineros, una viña en el sitio llamado El Pino, otra en La Sierra, un huerto en Las Higuerillas, otro en San Marcos con olivos, una cerca en Pedroinjelmo, otra en Molinos de Viento y un prado en el Cordel.

Carnet de periodista de Alberto Barrado para Radio Popular

Alberto se convertiría en el primer secretario general del PSOE en Casar de Cáceres.

Sabina, que falleció en Huelva a la edad de 88 años, murió marcada por la pena y la ausencia de su marido. El sufrimiento la acompañó hasta el final de sus días: fue la injusta penitencia que tuvo que pagar. Ya en su vejez, Sabina se había convertido en una mujer muy moderna, cuidaba con mimo sus uñas, lucía coqueta su collar y no había perdido la eterna elegancia y distinción en el vestir.

Pero jamás se olvidó Sabina de Angel Barrado. Constantemente lo nombraba, especialmente cuando hablaba con sus nietos. Les relataba cada uno de los renglones que el 'abuelito', como cariñosamente ella le llamaba, le enviaba desde la cárcel. Sobre todo en la última etapa de su vida, Sabina exteriorizaba la pasión que sentía por su marido, confesaba que le seguía queriendo, que estaba presente en cada una de sus noches, en todos sus despertares.

Con un amor sin reservas hablaba de Ángel Barrado, de su delicadeza, de su vocacional manera de enseñar a los alumnos, de su bondad, de los años felices de su noviazgo. Había días en los que recordaba también aquel fatídico 25 de diciembre de 1937. El silencio de su casa de la calle Godoy, sus tres hijos aterrorizados en el filo de las escaleras cuando llegaron los civiles, la silla donde apresuradamente dejó los uniformes que estaba cosiendo para el ejército de Franco mientras le dieron la noticia del fusilamiento de su marido...

Cuando murió el dictador también el silencio se apoderó de la casa de los Barrado, pero solo para hacer borrón y cuenta nueva: tener la suficiente dignidad como para no desear la muerte de nadie. Hoy, Alberto Barrado López no guarda rencor, perdona a los que mal le hicieron.

Muchos actos de homenaje se han sucedido en los últimos años en recuerdo de Ángel Barrado y de todos los caídos en aquella guerra tan injusta y miserable. Una fosa común agrupa en el cementerio de Cáceres a los caídos y ahora el gobierno de la ciudad última la colocación de una placa con los nombres de todos ellos.

Fuente: elperiodicodeextremadura.com

En la página de Izquierda Unida de Plasencia se informa acerca del homenaje a Ángel Barrado Tejeda y a Eduardo Muñoz Muñoz, maestros ambos fusilados durante la guerra:

EMOTIVO HOMENAJE A DOS MAESTROS

El pasado día 17 de junio [de 2013] el Ayuntamiento realizó un homenaje de reconocimiento a la memoria de dos chinatos. Eduardo Muñoz Muñoz y Angel Barrado Tejeda, fusilados durante la guerra civil. Ambos eran maestros, y su único delito consistió en la defensa de las ideas republicanas. Eduardo fue fusilado en Parla, y Angel en Las Navas del Madroño. El acto consistió en la recepción de sus familiares por parte del Alcalde, el presidente de Diputación, y de los grupos políticos que asistieron: PSOE e I.Unida. En el salón de Plenos se leyeron notas relativas a sus vidas por familiares directos, hijos y nietos. A continuación se descubrió una placa con sus nombres en las casas donde nacieron.

Al homenaje acudimos unas cincuenta personas con la intención de rendir tributo a unos españoles represaliados con su muerte por la defensa de los valores democráticos. No era el homenaje a los de un bando. Era el homenaje a unos españoles irrespetuosamente tratados por la historia más reciente. Ellos sostuvieron la primera estructura democrática moderna en nuestro país. Son sus cenizas y su memoria sobre las que hemos construido el actual sistema de libertades, las mismas de aquella república democrática.

En


De Angel Barrado Tejeda, en su artículo editorial “Verdades tristes” (8-1-1929), son estas líneas que descubren su convicción de que El Gladiador es un vehículo cultural de gran importancia y un orgullo para el pueblo:

«Serradilla, Brozas, San Vicente de Alcántara. Talavera, Don Benito, Castuera, etc... y como éstos todos los pueblos y ciudades de algún prestigio intelectual, tienen periódico, y algunas, por ejemplo Plasencia, cuentan con dos [...]; de donde resulta que para Malpartida, El Gladiador es su título de nobleza, su ejecutoria de valía y su mejor distintivo de honor».


La cuestión social y sus relaciones con las circunstancias socíopolíticas es abordada, sobre todo, por Pedro Mirón García, Angel Barrado, Germán García Fernández, Justo Vivas, Antonio Fernández. 


Los jóvenes de El Gladiador, sin ambiciones políticas, pueden representar la minoría que movilice a la masa chinata hacia el progreso, la cultura, la civilización. Pero, si bien no podemos afirmar que tuvieran conciencia de serlo, sí es cierto que compartían los supuestos de Ortega. Nos lo confirman estas palabras de Angel Barrado, que, en un artículo titulado “Lo que no: falta”, aparecido en el último número de la 1ª época, en el que hace balance de dos años en la brecha, y afirma:

«...los chinatos, en general, son trabajadores, son honrados, son sufridos; pero anida en ellos pronto la desconfianza, las rivalidades y el egoísmo. ..».

Y más adelante, después de mostrar su escepticismo acerca de las ilusiones que él mismo había vertido en artículos anteriores sobre el avance de Malpartida, y que ahora califica de «palabrería todo», añade: «...faltan todavía en los chinatos muchas virtudes cívicas, necesarias para el desarrollo de las posibilidades de Malpartida; y falta además un espíritu fuerte, capaz de imponerse y dirigir los destinos de este pueblo digno de mejor suerte. La gran masa chinata adolece de un director sabio y honrado que la dirija... Y mientras ello no ocurra, no podemos afirmar nada ni negar nada de su porvenir».

Otros responsables y colaboradores de El Gladiador sucumbieron ante un destino más trágico y violento: pagaron con sus vidas su compromiso. Es el caso, todos lo saben, de don Pedro Mirón García y de don Angel Barrado Tejeda.

Fuente: http://ab.dip-caceres.es/export/sites/default/comun/galerias/galeriaDescargas/archivo-y-biblioteca-de-la-diputacion/Alcantara/03-005-alc/03-005-002-Cinco.pdf