domingo, 15 de junio de 2014

Extremadura: Tomás Iglesias Iglesias



Tomás Iglesias Iglesias

Tomás Iglesias Iglesias nace en 1903 en Casas del Monte (Cáceres). Allí se cría y vive la mayor parte de su vida. A principios de los años treinta emigra a Cataluña. Llega a Sitges (cerca de Barcelona) hacia 1936, antes del inicio de la guerra, y trabaja en la fábrica de cemento de Vallcarca. Siguiendo sus ideales se afilia a la CNT-FAI, y como sabe leer y escribir ayuda a sus compañeros a entender los múltiples panfletos, carteles y periódicos políticos que se editaban en aquel momento. En Sitges conoce a su compañera, Ana Carrión, con la que se casa el 18 de febrero de 1937. El documento que certifica la boda está emitido por el Comité de Defensa de Sitges y consta que contraen «unión libre». En febrero de 1938, en época de bombardeos fascistas sobre la zona, nace su hija. Deciden ponerle de nombre Llibertat (Libertad). Ya en pleno franquismo, su compañera Anita, como así la llamaban, tendrá muchos problemas con sus documentos, ya que las nuevas autoridades consideran no válido su matrimonio por no haber pasado por la Iglesia y también la obligan a cambiar el nombre de su hija y a bautizarla. Finalmente, se llamará como su abuela paterna: Encarnación. Pero Libertad, para siempre, para su padre.

Tomás se alista en la Milicias Antifascistas y en agosto de 1936 participa en el intento de conquista de Mallorca, que había quedado en gran parte en manos de los «nacionales», dirigida por el general Bayo. La operación acaba en fracaso y con la vuelta a casa de sus participantes. No sabemos mucho más de su participación en otros frentes. Sólo que en enero de 1939, coincidiendo con la caída de Cataluña, se retira con otros compañeros hacia Francia. Para los que se quedan, todo es también muy duro. Los bombardeos de las ciudades que están a punto de caer son especialmente crueles los últimos días antes de la ocupación. Sólo unos días antes de la entrada de las tropas fascistas, Sitges sufre un bombardeo que provoca cuatro muertos y la destrucción de casas.

Como tantos otros, Tomás Iglesias, una vez traspasada la frontera, acaba en el campo de concentración de Argelès. Para salir de las penurias y la miseria y el horror de esos campos, junto con otros compañeros decide enrolarse en la XI Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE) del gobierno francés. Su primer destino es los Alpes Franceses, donde trabaja en la construcción de puentes y carreteras. Desde Francia, puede escribir alguna carta a su familia y sabemos que luego pasa por La Condamine (Alsacia), para trabajar en el refuerzo de la Línea Maginot. Entre febrero y abril de 1940, sabemos por sus cartas que está en Gorze (Marsella). La última carta que recibe su familia está datada el 22 de abril. A partir de ese momento su compañera ya no tiene más noticias de él.

Por lo que cuentan otros compañeros que pudieron sobrevivir, cuando las tropas de Hitler pasan la frontera e inician la invasión, los franceses ordenan su retirada y llegan a Épinal, lugar que la aviación nazi bombardea y donde algunos de sus compañeros resultan muertos o heridos.). Sabemos por la documentación que es hecho prisionero por los nazis, que está en el stalag XI-B de Fallingbostel en Alemania, donde tiene el número de prisionero 86877. De ahí al vagón de tren que en enero de 1941, dos penosos años después del inicio de su exilio, lo llevaría junto a sus compañeros al campo de exterminio nazi de Mauthausen en Austria. Tomás logró sobrevivir durante casi un año de trabajo extenuante en la tristemente famosa cantera de Mauthausen, pero fue trasladado al campo anexo de Gusen. Un campo destinado a exterminar a aquellos que ya no servían para el trabajo. Cabe decir que de los 4761 republicanos españoles que murieron en Mauthausen, la mayoría, 3893, fueron asesinados en Gusen. Según consta en la documentación, Tomás murió el día 8 de enero de 1942, tenía 39 años y una hija a la que apenas había podido conocer.

La crueldad de su muerte también afectó a su familia, ya que aunque no supieran de él tenían la esperanza de que estuviera con vida. Tuvieron que esperar a que acabara la guerra para que la Cruz Roja les hiciera llegar la noticia de su muerte. Más tarde, Anita conoció el horror de los campos de exterminio a través del testimonio de los que habían sobrevivido y consiguió viajar con la Amical de Mauthausen al campo para rendirle homenaje.


Autor/a: Anna Vidal Iglesias y Daniel Lanuza Vidal
Fuente: todoslosnombres.org

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